Imagen de Esther Vargas bajo Licencia Creative Commons |
En el caso de Instagram, esta aplicación introdujo los primeros anuncios pagados (para su versión móvil) en el pasado mes de noviembre. Poco menos de un mes después, el informe dado a conocer por la compañía mostró la experiencia como un gran éxito: de los cuatro patrocinadores incluidos en el informe, 3 de ellos revelaron haber logrado la percepción que buscaban para sus marcas, alcanzando un público de entre 7 y 9 millones de usuarios sin necesidad de inundar Instagram con sus anuncios. En efecto, en un lapso de 9 días Levi alcanzó casi 7 millones y medio de usuarios en los EE.UU., mientras que Ben & Jerry logran resultados similares, alcanzando a casi 10 millones de personas en una campaña del mismo plazo.
Si bien como se señaló anteriormente, la información intercambiada en estas plataformas es altamente volátil, fugaz, y en la mayoría de los casos caótica, este tipo de publicidad tiene posibilidades virtualmente infinitas. Imagina la índole de información de que disponen aplicaciones como Facebook o Snapchat: el adolescente promedio publica eventos tales como una nueva relación amorosa, o que irá de vacaciones a tal y cual lado; que ha visitado ayer cierta discoteca y que la encontró brutalmente aburrida… Todo ello es como diamante en bruto para el publicista tratando de definir el perfil de sus consumidores. Y, a buen minero, media pepita es oro…
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